La Feria de artesanos de Plaza Colón suma en verano más puestos, ampliando la oferta

Las noches de la costanera ofrecen, de viernes a domingos, la posibilidad de recorrer los numerosos puestos de la Feria de artesanos y no quedarse sólo con lo que está expuesto: el lugar y la actividad ofrecen la posibilidad de admirar a estos hacedores de cosas mientras realizan su trabajo.

La Feria fue creciendo y marcando su estampa en la cuadra de Avenida Del Valle entre San Lorenzo y la Costanera, estirándose un poco al bordear la Plaza Colón, con puestos que miran al puerto.

Por eso es, como dijo el presidente de la Feria de artesanos de Plaza Colón Jorge Galguera, es un paseo que muchos disfrutan y también, claro, la manera que tienen los artesanos de mostrar lo que hacen y vender.

Esta Feria cuenta con setenta y cinco puestos de los cuales, cincuenta son de artesanos locales y cada fin de semana de verano se suman veinticinco más, de distintos lugares del país.

Para poder hacerlo, los que vienen de afuera participan cada año de la feria que se realiza en el mes de noviembre, durante la que son fiscalizados para tener la certeza de que lo producido es hecho por ellos mismos.

Galguera explicó que en la última edición de esta feria previa, “algunos no fueron fiscalizados porque trabajan con nosotros desde hace tiempo. Este año decidimos supervisar sólo a quienes no lo habían sido. Una vez aprobada la fiscalización y de acuerdo a los rubros, se les dieron los lugares”.

Los artesanos visitantes ya estuvieron aquí el fin de semana pasado, y nuestro interlocutor dijo “provienen de Buenos Aires, Rosario, Paraná, Santa Fe, Concordia y Concepción del Uruguay.

Y acerca de los rubros, que en ocasiones compite con los de los puesteros locales dijo “esto ocurre en especial el rubro cuero. Tenemos trece personas que trabajan en este ramo y pasa que los artículos se repiten mucho. Y queremos una feria variada. Por eso este año les estamos dando oportunidades a personas que venden otros productos, porque la gente viene a la Feria buscando variedad”.

“Estamos buscando que la nuestra sea una feria destacada. Porque a diferencia de la de Colón, que es muy importante porque son diez días a toda fiesta, nosotros estamos setenta días en la costanera, debido al movimiento que hay en Gualeguaychú durante el verano”.

Los días fuertes son los viernes, sábados y domingos, de seis de la tarde a dos de la mañana; el resto de las jornadas se trabaja en casa, reponiendo mercadería para vender en la próxima ocasión.

“Los sábados y domingos ponemos un equipo de sonido para artistas callejeros que quieran trabajar a la gorra puedan hacerlo. Esto le gusta mucho a la gente y a la feria le da un toque más”, informó, agregando “sacando nuestra feria y las playas, no hay otro paseo gratuito, porque el resto de las actividades hay que pagar”.

“Además, cuando en invierno no hay playas ni carnaval, somos un espacio por donde puede pasear la gente de la ciudad”.

Como era de esperar, Galguera afirmó que los precios allí “son los mejores, porque es mercadería genuina, hecha por nosotros. Y consignó que el precio lo fija el propio artesano, aunque hay recomendaciones.

Por si faltara aclararlo, Galguera dijo “en la feria no hay artículos de reventa, porque es artesanal. En eso radica la fiscalización que hacemos.

Incluso, esta semana refiscalizamos puesto por puesto, para no dar lugar a que se ofrezcan mercaderías que no se presentaron con anterioridad.

Y como muestra del compromiso con los colegas visitantes, señaló que “todo lo que es estructura es decir, cableado, tablas, instalación eléctrica, lo proveemos nosotros. Incluso colaboramos con la mantención del baño”.

En un día como hoy, vale tener presente la posibilidad de caminar un poco recorriendo este colorido y variado mercado donde se pueden encontrar cosas novedosas, algunas insólitas y la mayoría, muy lindas.

Todos productos del trabajo con las manos, sobre el que se puede saber con sólo detenerse en un puesto y conversar un rato con su responsable.

Por Silvina Esnaola

ELA RGENTINO