La avioneta cargada de cocaína pasó por todo Entre Ríos sin ser detectada

La pregunta lógica que cualquier persona se puede hacer en este tipo de casos es: ¿Cuántas avionetas cargadas con droga habrán pasado sin haber sido descubiertas? Y la respuesta la tendrán solo los narcos que enviaban estos más de 350 kilos de cocaína rumbo a Buenos Aires.

Si no hubiera sido por un desperfecto mecánico de la aeronave, que obligó a un aterrizaje de emergencia de su piloto, nadie hubiera descubierto lo que está pasando por arriba de nuestras cabezas.

En la torre de control del Aeroclub de Gualeguaychú no existen los radares, y los servicios de tránsito aéreo han sido reducidos al mínimo, por lo cual cualquier aeronave que no quiere ser descubierta o pasar desapercibida por el cielo del sur entrerriano puede hacerlo. Así de seguros están nuestros cielos.

Una fuente consultada por EL ARGENTINO explicó que, si bien la Fuerza Aérea sigue con algunos controles específicos, la vigilancia aérea está a cargo de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), que es una empresa del Estado perteneciente al Gobierno Nacional, que funciona bajo la órbita del Ministerio de Economía, encargada de brindar los servicios de navegación aérea en la República Argentina y sus aguas jurisdiccionales.

En el aeropuerto de Gualeguaychú, en la torre de control, trabajan tres controladores de EANA, que es la responsable de la vigilancia y la asistencia a las aeronaves. En otras dependencias del Aeroclub funciona el Servicio Meteorológico Nacional y la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), pero quien se debe encargar del control de los aviones que aterrizan, quien ejerce la separación de los aviones y brinda información a las aeronaves sobre cómo tienen que aterrizar, porqué aerovía ir es el controlador de tránsito aéreo de EANA.

Pero en Gualeguaychú no hay radar, entonces las indicaciones del controlador aéreo se hacen mediante comunicación directa con el avión. El piloto se comunica con la torre de control y avisa que está ingresando a la zona de control de Gualeguaychú y a partir de allí se inicia el control de la aeronave desde tierra.

Aterrizó de emergencia una avioneta con más de 350 kilos de cocaína en Ceibas

Incluso, “los aviones pueden apagar los equipos Transponder, que envían señales a los controladores y radares, y pueden pasar desapercibido de los radares. No es seguro que un aeropuerto que tenga control radar pueda captar un avión. Puede ver un eco, que es una señal en el radar, pero no puede identificar a la aeronave porque el avión apaga su equipo que emite la señal”, explicó la fuente con gran experiencia, consultada por EL ARGENTINO.

“A baja altura, como vuelan las aeronaves narcos, es imposible detectarlas”, agregó el entrevistado, “por eso es importante de tener un aeropuerto controlado”. Es más, los servicios de tránsito aéreo en Gualeguaychú se han resentido en estos últimos tiempos por falta de personal y jubilaciones, e incluso la situación podría empeorar en un futuro porque la EANA figura entre las empresas del Estado privatizables por el gobierno de Javier Milei.

La torre de control de Gualeguaychú funciona desde las 8 hasta las 16, cuando antes se trabajaba desde las 7 hasta las 21. Con el achique de la planta de trabajadores y los aeropuertos como el de Gualeguaychú son considerados en cierta forma como “innecesarios”. porque La mirada está puesta sobre los aeropuertos comerciales, con un movimiento mucho mayor. Y los servicios fueron desapareciendo, como ser el de control de documentación.

“El deterioro en infraestructura viene acompañado con el deterioro de los servicios y ha llevado a que todo esté menos controlado”, expresó el entrevistado.

Por último, contó que “el 90 por ciento de los aeropuertos controlados del país no tienen radar. La mayoría de los aeropuertos no hacen control radar, sino que controlan por frecuencia, como el de Gualeguaychú y Concordia”, y ante la pregunta por si lo económico puede ser una causa, consideró que “hay radares que son muy específicos, que se ponen en zonas de frontera –como lo es Gualeguaychú-, que son más chicos y menos sofisticados que los radares grandes que están en Ezeiza y Paraná mismo, pero son costosos”.