
Matías Ayastuy, quien además de ser ex responsable del área de Derechos Humanos de la Municipalidad de Gualeguaychú, es hijo de desaparecidos y busca un hermano o hermana, hablo de un 24 de marzo distinto. “En su discurso y en su política económica, el Gobierno cada vez se parece más a lo que pasó hace 48 años atrás”, expresó.

Redacción EL ARGENTINO
Por Luciano Peralta
Matías Ayastuy es hijo de Marta Bugnone y Jorge Ayastuy, ambos desaparecidos por la dictadura del 76. Cuando desembarcó en Gualeguaychú, hace más de ocho años atrás, dio a conocer su historia: busca un hermano o hermana, que, este año debería cumplir 46 entre marzo y agosto.
Al respecto, en diálogo con EL ARGENTINO, aseguró que “la búsqueda de mi hermano o hermana está tan vigente como estuvo desde el día en que supe que mi mamá estaba embarazada al momento en que un operativo conjunto de la Fuerzas de Seguridad ingresó a la casa del barrio porteño de Caballito donde vivíamos mi papá, mi mamá y yo, que apenas tenía 9 meses. Esa noche los secuestraron a los dos y aún permanecen desaparecidos. A los 15 días a mí me pudieron recuperar mis abuelos, estuve dos semanas desaparecido”.
“Cuando supe, 30, 35 años después, que mi mamá estaba cursando un embarazo al momento del secuestro, se me abrió una ventana en la vida que tenía que ver con la búsqueda de un hermano o una hermana que pudo haber nacido entre marzo y agosto de 1978, sobre el cual nunca tuve más información que los testimonios de gente muy allegada a mi mamá y a mi papá en los últimos años de sus vidas”, contó.
- ¿Qué ha cambiado en estos años de búsqueda?
-No es lo mismo contar con políticas públicas por parte de un Estado nacional, provincial y municipal que quiera esclarecer e investigar qué pasó con los hijos de los desaparecidos que fueron sustraídos durante la dictadura militar, a tener un Estado que niega que eso haya pasado o que lo relativice. La verdad es que es muy difícil despegar lo íntimo, lo personal, de las políticas públicas nacionales, porque tiene mucho que ver una cosa con otra. No es lo mismo un Estado que pretenda trabajar por la verdad histórica que uno que pretenda trabajar para negarla, entonces eso afecta subjetivamente, por supuesto. Pero, por otro lado, renueva el desafío de la organización, de la lucha, de la construcción, desde lugares no estatales, que es donde trabajaron, trabajamos y vamos a seguir trabajando las organizaciones de Derechos Humanos. independientemente de alguna participación circunstancial en determinadas áreas de los distintos estamentos del Estado, el movimiento de Derechos Humanos es un movimiento de nuestra sociedad que tiene que seguir trabajando con independencia y autonomía de esos lugares.
- ¿Cómo te encuentra este 24 de marzo?
-Es un 24 de marzo que a nivel personal me encuentra de manera muy diferente a lo de los últimos 24 de marzo, porque estamos viviendo en un contexto muy negativo para la defensa y la vigencia de los Derechos Humanos, porque el cuidado de los Derechos Humanos es una responsabilidad del Estado y el gobierno tiene una mirada negacionista de la historia y, prácticamente, ha declarado la guerra a los Derechos Humanos. Esto se refleja en discursos muy violentos, de odio, discursos que pensamos que habían quedado atrás y que ahora están en boca del presidente y de la vicepresidenta. Estos discursos son los que habilitan que después, en los hechos, ocurran acciones reales de violencia como la que pasó la compañera de HIJOS.
[{adj:84956 ]- ¿Qué te genera eso? ¿Qué reflexión se puede hacer al respecto?
-Me genera un montón de cosas, yo participé de HIJOS Rosario durante años y, si bien uno entiende que los discursos van habilitando prácticas, que algo tan grave termine ocurriendo es inadmisible, sobre todo para quienes creíamos que en nuestro país no había ninguna chance de que vuelva a pasar algo así. A nivel colectivo, no podemos creer que los referentes de la política y de los distintos ámbitos que tienen una voz reconocida socialmente no se pronuncien repudiando un ataque tan cobarde, criminal y amenazante.
-Están pasando cosas que hasta hace poco tiempo eran impensadas, ¿empezamos a transitar un nuevo paradigma respecto a los Derechos humanos?
-Hubo un antecedente a todo esto, que fue el gobierno de Mauricio Macri, cuando se empezó a cuestionar fuertemente el símbolo de los Derechos Humanos, que es el pañuelo de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Creo, también, que lo que se busca es el efecto shock, no sólo con las medidas económicas, sino también con un discurso que busca acelerar a fondo ese antecedente macrista. Este gobierno nacional cada vez se parece más, en su discurso y en su política económica, que son dos caras de una misma moneda, a lo que se llevó a cabo hace 48 años atrás: una receta de endeudamiento, ajuste a los jubilados, pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, reducción del personal del Estado que lleva adelante políticas públicas, disciplinamiento social, etc. Todas esas medidas económicas tienen como contracara la propuesta de Bullrich y Petri, que es modificar las leyes y refuncionalizar a las Fuerzas Armadas para que puedan realizar tareas de seguridad interior, que es exactamente lo que planteaba la Doctrina de Seguridad Nacional, la Escuela de las Américas y el Plan Condor.
- ¿Qué pensás que va a pasar con los juicios y las posibles amnistías de las que se habla?
-Para disimular su debilidad, el gobierno tiene que instalar todos los días un tema nuevo en agenda, un tema que sea una provocación hacia un colectivo que haya conquistado derechos. Saben que generan una respuesta masiva y contundente de un sector importante de la sociedad. La posibilidad de llevar adelante indultos a genocidas que están con condena firme por delitos de lesa humanidad no existe. No se puede, porque esos delitos, por su naturaleza, son imprescriptibles y no se pueden indultar a los condenados. Pero creo que esto va más por la línea de instalar agenda y distraer.
- ¿Qué esperás para la movilización en Gualeguaychú?
-Tenemos un gobierno local que está más alineado al gobierno nacional que al gobierno provincial, aunque haya ganado con Juntos por el Cambio. En ese sentido, en Gualeguaychú se está llevando a cabo una política de vaciamiento y desmantelamiento del Museo de la Memoria. Espero que las autoridades locales puedan escuchar y que siga existiendo como tal, que no se transforme en una muestra artística. Debe ser un espacio de producción de contenidos, de investigación, con especialistas que puedan formar un equipo de trabajo. También esperamos que puedan volver atrás con los despidos de los trabajadores y trabajadoras que llevan adelante tareas importantes para la comunidad. Para la marcha espero que haya una cantidad de gente importante que pueda expresarse positivamente, no en contra de, no con odio, con mucho amor, con mucha alegría, con mucha afectividad. La lucha es algo que nos tiene que fortalecer para que esto no vuelva a ocurrir nunca más en nuestro país.
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