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El puente 'Méndez Casariego'

Desde hace un tiempo se menciona la posibilidad de construir un puente nuevo para unir la ciudad con el Parque Unzué. A fines de 2009 se informó de un arreglo integral de la estructura, a realizarse durante este año.

Sábado, 9 de Enero de 2010, 0:00

Por 4

Pensar Gualeguaychú sin este puente es imposible.

Llegó a principios del siglo pasado para reemplazar a las balsas que hacían sus transportes desde las calles Urquiza, San Martín y Andrade.

Desde su emplazamiento, ha tenido algunas reparaciones del momento, las que incluso, llegaron a eliminar la posibilidad de abrir su parte media, mecanismo que se activaba a fuerza de palanca.

La inquietud de algunos particulares apunta a pintarlo y para esto se pide apoyo.

Las autoridades comunales han decidido comenzar por realizar un diagnóstico general de la estructura, arenarla y pintarla. Trabajos que se anuncian para este año, que son ineludibles dado que ya en 2007 el puente dio señales de agotamiento.

En forma paralela, se menciona la posibilidad de construir otro paso hacia el Parque Unzué.

 

# Un tesoro bien guardado

 

Luis Giusto guarda como un tesoro la palanca que activaba las puertas levadizas del puente La Balsa, cuando funcionaba a pleno, con ese nombre y a principios del siglo pasado.

Hoy, cuando se habla de un puente nuevo, recuerda que el “Méndez Casariego” “fue fabricado en Bélgica y una vez recibido en Buenos Aires se lo trasbordó a la chata “Paraguay” a bordo de la que llegó a Gualeguaychú en 1930, siendo descargado en la margen izquierda del río, departamento Concepción del Uruguay (por entones). Luego la Empresa Argentina de Cemento Armado, adjudicataria de la licitación para su emplazamiento, lo realizó a continuación de la calle Luis N. Palma. El puente fue inaugurado en 1931”.

Tomando los datos técnicos de una anotación de su padre Eclio, Giusto agrega: tiene una longitud de 180 metros, desarrollados por cinco tramos de 36 metros cada uno, sobre columnas cilíndricas de hierro llenadas con hormigón, sobre bases piloteadas. El ancho de calzada es de 6 metros, el paso peatonal tiene un ancho de 1,20 sobre el lado sur”.

Y agrega “posee dos puertas levadizas con cabrestante manual en la parte media, permitiendo el paso de embarcaciones con mástiles”, tal la descripción original.

“Fue bautizado La Balsa, Presidente Uriburu, 6 de septiembre e Yrigoyen -informó nuestro interlocutor- y anteriormente a su emplazamiento funcionaban tres balsas: en calles Urquiza, San Martín y Andrade”.

Pero el noble puente amenazó colapsar hace un tiempo.

Desde su emplazamiento, se le han hecho trabajos de mantención, pero quizá no los adecuados.

No en vano los conocedores dicen que el peso del asfalto dispuesto en sucesivas capas ha obrado en contra de la estructura.

Veamos: “sobre la parte levadiza -refirió Luis Giusto- era todo de madera, para hacerla más liviana. Cuando se inauguró el puente, este mecanismo estaba engrasado y funcionaba correctamente. Después de reponerse las maderas, a causa del tránsito pesado que venía por la ruta 14 vieja, le pusieron unas grampas enormes, estructuras de hierro para reforzarlo. Después se le hicieron algunas mejoras y finalmente se colocó la capa de asfalto, razón por la que no suena más, como cuando pasábamos antes por esta parte”, comentó, trayendo el recuerdo no tan lejano del golpeteo al que nos habíamos acostumbrado.

Giusto considera que, con una buena observación y los trabajos correspondientes, “el puente tiene vida para rato”.

“Cuando vinieron unos buzos a ver las bases, dijeron que estaban bien. En mi opinión, habría que hacerle una observación detenida, para determinar qué trabajos hay que hacerle”.

Respecto del posible puente nuevo, que llegaría para aliviar al actual, nuestro interlocutor dijo “todo lo que sea adelanto bienvenido es. Pueblo general Belgrano ha crecido mucho y sus habitantes podrían venir a la ciudad por la ruta 42, tomando la 136 e ingresando por la Primera Junta”.

“Para mí, de instalar otro puente atendiendo al turismo, el paseo por la costanera, nuestra conexión con el Uruguay, habría que hacerlo en paralelo, aprovechando los terraplenes, el murallón de la costanera, etc.”, agregó.

Casi sin esperar la pregunta, refirió que “en la creciente del `59 quisieron abrirlo para que pasara una lancha con los motores para la toma de obras sanitarias. Pero ya estaba con las grampas puestas. Desde entonces, mantengo la palanca que abría este paso”.

¿Por qué tanto contacto con el puente?, le preguntamos, a lo que respondió “la cabecera sobre la ciudad se constituyó en terreno de la familia”, a pasos del astillero de Don Lázaro Giusto y frente a la casa de los abuelos.

Toda la construcción fue seguida de cerca por la familia, que llegó a ser la encargada de la custodia de la plataforma, de abrirla según lo pidieran.

Hasta el año ´59, cuando su parte media fue elevada por última vez.

 

Por Silvina Esnaola

EL ARGENTINO ©

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