
El Ejecutivo Municipal, efectivizó la clausura de la planta elaboradora de alimentos balanceados por no haber cumplido con su plan de traslado al Parque Industrial, tras el otorgamiento de dos prórrogas durante este año. La clausura solo recayó sobre el sector industrial, pero la administración sigue funcionando.

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La clausura de Molinos Ross se hizo efectiva el miércoles a las 20, tras vencerse los plazos de la segunda prórroga por cien días que a mediados de este año le había otorgado el Ejecutivo Municipal, con la intención de que se lograran avances en la relocalización de la planta al Parque Industrial.
El plazo de los cien días se cumplió el 10 de octubre pasado y finalmente la Subsecretaría de Control Urbano, ejecutó la orden del Ejecutivo Municipal clausurando la planta el miércoles a la noche mediante la resolución 62/14.
“No se han acreditado ni hechos fáticos ni jurídicos con la entidad suficiente para justificar, la autorización de un nueva concesión de funcionamiento temporal. Es una condición ineludible hacer efectivo el cese de actividades en el domicilio de calle España 649, dispuesto en la resolución Nº 2/2014. Habiéndose de continuar el proceso de relocalización de la misma, sin autorización para desarrollar actividades industriales y comerciales”, explica la parte argumental del decreto, cuya copia fue pegada en uno de los portones del sector de envasado y de carga de alimento balanceado de la empresa.
El decreto lleva la firma del intendente Juan José Bahillo y del secretario de Gabinete y Gobierno Germán Grané.
“El intendente tomó la resolución viendo el estado de actuación del expediente y la documentación que hasta el momento había aportado la empresa, lo cual sirvió para acompañar esos cien días, que era ir acreditando progresivamente diferentes hechos que sirvieron para sostener y darle entidad a esos cien días, pero no tenían la entidad suficiente para pensar en otra nueva prórroga”, explicó Eugenio González subsecretario de Control Urbano de la Municipalidad.
La noticia cayó con gran alegría entre los vecinos que, por fin dejarán de padecer los ruidos molestos, el polvillo remanente de la actividad industrial del Molino, la presencia de roedores, el constante tránsito de camiones, que llegó a rajarles las paredes de sus viviendas, olores nauseabundos y la rotura del pavimento por el trafico pesado en una zona turística como es el Corsódromo.
No obstante, si bien algunos vecinos sintieron alivio, pero a su vez sintieron compasión por los treinta empleados que trabajan en el molino entre operarios y administrativos, cuyo futuro laboral es incierto.
“El molino podrá seguir avanzando en el proceso de relocalización y esto quedó acreditado en el expediente. Mientras tanto el Molino no podrá seguir trabajando en lo que es en la elaboración de alimentos balanceados”, dijo González.
¿Qué sucederá con todo el grano que estaba acopiado en los silos para la producción de alimentos?, se le consultó.
-Esa es una cuestión que tendrá que resolver la empresa, no nos metemos en sus cuestiones internas. Aquí hubo un cúmulo de antecedentes que es de público conocimiento, que en algunos casos se han otorgado prórrogas por entender que era necesario mantener las fuentes de trabajo y otro de los motivos fue porque el Molino había comenzado a dar sus primeros indicios de que se iba a trasladar, como lo fue la venta de una parcela (dentro de las instalaciones de la planta) que le iban a permitir construir un galpón y en forma paralela negociar con una empresa que ya tiene armado los galpones dentro del Parque Industrial, lo cual sería un atajo, porque solo tendríamos que estar pensando en la instalación de la línea de producción únicamente y no en el armado de los tinglados”. (señaló González)
En tanto, la oficina administrativa de la empresa seguirá funcionando en calle España 649.
González adelantó que la semana que viene el intendente Juan José Bahillo, recibirá a los vecinos para comunicarles oficialmente la resolución de clausura del Molino. Mientras tanto el diálogo con los representantes de la empresa y el Ejecutivo sigue siendo fluido, siendo Eugenio González el interlocutor entre ambos.
Con la clausura de Molinos Ross, la ciudad resuelve uno de los principales problemas ambientales y urbanísticos, relacionados con cuestiones de industrias que funcionan en zonas densamente pobladas.
Esta fue una política de Estado que comenzó en 2010 con la relocalización de Urbanotec, situada en calle La Rioja cerca del barrio Vicoer, que se trasladó a la RN 14 a la altura de Sarandí; en 2013 fue el turno de la Cooperativa Arrocera, que logró trasladar el molino arrocero a sus instalaciones de la RN 14, frente al Parque Industrial, y tras varios reclamos y asambleas de vecinos, se logró la clausura de Molino Ross.
POR DIEGO ELGART
EL ARGENTINO
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