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Charla con Marina Simón Lo que la pandemia también va dejando

La virtualidad reemplazó en muchos casos la presencialidad.

Sábado, 29 de Enero de 2022, 23:24

Por 4

Con la variante Omicrón muchos vislumbran la luz al final del túnel, el término de una etapa que ha traído a la humanidad infinitas emociones, que en gran parte, no han sido positivas.

 

 

Si bien la pandemia aún sigue cobrándose muchas víctimas, la realidad indica que el virus se debilita en cuanto a los casos mortales, que bajan de manera considerable, datos  alentadores para la gente y que significan un respiro alentador en esta situación de emergencia a nivel global.

 

 

 En este  momento especial, cuando se llega a fin de año, mucha gente suele hacer un balance de lo que le sucedió durante el año que se cierra  y en la ocasión histórica que nos toca atravesar mundialmente, esas “especies de síntesis” de esta etapa en particular  que atravesamos nos interesa, y es por eso que EL ARGENTINO fue en busca algunas de esas diversas experiencias y las analizó con la psicóloga Marina Simón, quien se prestó amablemente para despejar dudas y aclarar aspectos de los sentimientos que embargaron a las personas durante este duro lapso de tiempo.

 

 

Si bien los momentos difíciles fueron muchos, también surgieron situaciones en las que la gente rescató lo positivo y nuevas posibilidades, como descubrir sus fortalezas o  capacidades  que permanecían ocultas, bajo lo que se suele llamar “la zona de confort”.

 

 

La especialista consultada explica que “lo que le pasó a mucha gente fue que conectó con algo que ya tenían, algo incipiente, y que al poder dedicarle tiempo y atención, ayudó a fortalecer esa parte de su vida.

 

 

Muchos de ellos destacan, por ejemplo, la relación con sus hijos: empezaron a reconocerse y a conectar  al tener que pasar tiempo juntos, cosa que en lo cotidiano no ocurría”. Este fue uno de los aspectos que más se escuchó como elemento positivo entre los entrevistados: el tiempo de calidad dedicado a los afectos.

 

 

Como relata Dominica, una estudiante de secundaria de la ciudad: “Durante la pandemia pude recuperar tiempo con mi familia, jugar juntos juegos de mesa, ver montones de películas, hablar. Fue una etapa para reflexionar, de unión de lazos con amigos”.

 

 

O, en la otra punta, Paula, una ama de casa de 35 años, casada y con dos hijos en edad escolar, quien dice que “si bien fue bastante agotador, agradezco haber podido tener más momentos diarios para compartir con mis hijos y mi esposo.

 

 

Nos permitió afianzarnos como familia, aunque tuvimos días difíciles, con ganas de cerrar la puerta de un golpe y huir de todo, creo que lo positivo fue superador”.

 

 

Patricia es kinesióloga y destaca que pudo disfrutar de estar más en su casa “poder ver crecer a los chicos, acompañarlos en sus tareas, esas pequeñas cosas que uno se pierde en la vida diaria.”

 

 

También han cambiado las formas y modos de trabajo. La virtualidad reemplazó en muchos casos la presencialidad y, si bien generó caos en un principio, en otros se afianzó una modalidad que no aparenta tener vuelta atrás. Natalia, quien trabaja en gestión de redes sociales de marcas, explica que “veníamos muy atrasados. La tecnología agilizó muchísimo todos los pagos en línea, las compras por la red. Hace un par de años te contaban que era lo que se venía, lo nuevo, pero que la proyección de estas modalidades era de acá a veinte años. La pandemia apuró todo.”

 

 

Sobre estas situaciones, la doctora Simón comenta que: “Se están empezando a observar fenómenos como la renuncia de muchos trabajadores porque se dieron cuenta de que ya no les interesa volver a las condiciones de trabajo en las que estaban antes”.

 

 

Muchos descubrieron que podían trabajar de la misma manera de forma independiente o desde espacios físicos fuera de los lugares habituales donde se desarrollaban previo a la pandemia. Enzo, que era empleado de comercio y quedó fuera del sistema durante la primera ola de la infección, descubrió que podía hacer ventas desde su hogar de los mismos productos que ofrecía en la empresa de la que era contratado.

 

 

“Me di cuenta de que podía hacerlo solo y hasta mejor. Si no hubiera pasado esto, seguiría trabajando para otros.”

 

 

Las crisis ofrecen oportunidades en muchos sentidos: encontrar y animarse a llevar adelante proyectos y creer en que se tienen las capacidades para lograrlos fue uno de los puntos de partida para personas que decidieron afrontar nuevos caminos a pesar de la adversidad.

 

 

Otra fortaleza de estos tiempos duros surge de la convicción de la ayuda a los demás: “La gente que sacó recursos positivos de esto es la que pudo  atribuirle algún significado del tipo altruista, aquellos que pensaron que no estaban encerrados como una imposición, sino como una elección de cuidarse a sí mismos y a los demás.

 

 

Los que fueron más amorosos consigo mismos y con los otros, encontraron las inmensas posibilidades que eso conlleva”,  precisa la especialista durante la charla con el diario.

 

 

 Celia es una jubilada que transitó la pandemia lejos de sus afectos, que son sus hijos y nietos. “Ellos viven lejos y me quisieron llevar a mitad de año, pero elegí quedarme acá y esperar a que pase todo. Los nenes tienen miedo de contagiarme y de que la pase mal, entonces decidimos entre todos seguir hablando por las pantallas y así me acompañan. Ahora con las vacunas ya cambian las cosas.”

 

 

 Las historias son miles, y se replican a lo largo del mundo. Todas tienen en común la esperanza y la necesidad de que lo venga sea mejor.

 

 

En la tormenta, encontrar un faro, algo que le dé sentido al camino arduo, es lo que permite seguir adelante y afrontar con otras fuerzas  el trayecto que aún falta atravesar.

 

 

 

 

 

 

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