
La Sarmiento, la primera biblioteca fundada de Entre Ríos, festeja 156 años. Testigo de la historia nos invita a “soñar” con la lectura de un libro.

Por Sandra Insaurralde
La Biblioteca Popular Sarmiento fue fundada el 31 de mayo de 1869 por Olegario Víctor Andrade, “fue la primera biblioteca fundada en Entre Ríos y la tercera a nivel nacional, y se denominó la Educacionista Argentina. Luego, en 1905 se le cambió el nombre por Biblioteca Popular Sarmiento”, comentó a EL ARGENTINO Susana Martiarena, ex bibliotecaria y actualmente miembro de su Comisión Directiva.
Nace desde una necesidad
Los orígenes y la formación de la biblioteca tuvieron como necesidad la de tener un espacio físico para ubicar los libros que se iban donando y, a su vez, porque las personas lectoras no tenían un lugar para leer. Susana narró que “había un bibliotecario que era Justo Echazarreta que no tenía un lugar físico para juntar los libros que la gente iba donando, tanto de la provincia como a nivel local, entonces el bibliotecario se la llevó a su casa”.
“En 1913 se consiguió la personería jurídica y con la necesidad que tenía la gente que era muy lectora se empezó a hacer socios y de esta manera comenzaron con el préstamo de libros”, recordó. Desde ese año ya contaba con la personería jurídica, y comenzó a tener ayuda provincial y nacional. En 1923 la biblioteca se trasladó a la esquina que está actualmente, en San Martín y Alberdi.
“En sus inicios también estuvieron Inocencio Furques, que era periodista y director del noticiero, y María América Barbosa, la primera mujer presidenta de la biblioteca. La comunidad la recuerda mucho porque ella fue una maestra muy reconocida. Después, Ana Enriqueta Burlando y Marta E. Bonzon, bibliotecarias con trayectoria dentro de la institución”, contó Martiarena.
Orgullo del patrimonio cultural entrerriano
“Es una biblioteca que tiene un patrimonio que conserva hasta el día de hoy. Dos originales manuscritos de Barranca Abajo, de Florencio Sánchez y los Crepúsculos del Jardín de Leopoldo Lugones. También tiene escritos pertenecientes a Enrique Banchs, Delio Panizza, Pablo Daneri, Enrique Piaggio, Naty Sarrot y Hortensia Raffo, que son poetas de la ciudad de Gualeguaychú”, mencionó la bibliotecaria al referirse a los tesoros que resguarda la institución.

La Biblioteca Sarmiento siempre luchó e incentivó a la cultura y por tal motivo se le llama guardiana de libros. Además, estableció una hemeroteca que cuenta con publicaciones seriadas de la localidad y colecciones de libros que datan del siglo XIX. A su vez, la institución, declarada legado histórico, cultural y arquitectónico, posee una sala de lectura con muebles históricos, instrumentos musicales antiguos, trajes de época y una sala teatral ornamentada.
Más adelante en el tiempo, en su hora de consolidación, “fue sumando más socios y comenzamos a adquirir más libros. La Sarmiento se agrandó y de a poco se fue ordenando; se organizó un espacio para los niños, que tampoco era muy común en ese entonces. Enriqueta Burlando fue la que hizo el mayor hincapié en los libros infantiles”. A su vez, la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) comenzó a realizar aportes para comprar más libros.
La Conabip fue creada por Domingo Faustino Sarmiento en 1870, promulgada por la Ley Nº419 para fomentar la creación y el desarrollo de las bibliotecas populares que difunden el libro y la cultura. En la Argentina hay 1017 bibliotecas populares y están nucleadas en esa institución.
Las coyunturas políticas
La biblioteca siempre estuvo sujeta a los sucesos políticos del momento. En la época de la dictadura los libros eran “sacados” de las bibliotecas. Los libros no se podían ni consultar ni prestarlos a la gente. Fueron épocas difíciles porque mandaban a secuestrar los libros de las bibliotecas”. La bibliotecaria recordó que había libros de lectura escolares que mandaban a desaparecer y que por cuestiones políticas no se prestaban. “Con el tiempo eso fue volviendo a la normalidad”, manifestó la bibliotecaria a EL ARGENTINO.
Financiamiento
Las formas de solventar los gastos de la biblioteca son variadas, Susana afirmó que “la cuota societaria es la que más ayuda, porque esa cuota se paga al bibliotecario, o sea que si no contamos con una cierta cantidad de socios no se puede cubrir todo ese sueldo y pagar los aportes”.

En la actualidad la biblioteca cuenta con 500 socios, pero “siempre estamos predispuestos a hacer más; cada asociado paga una cuota mensual de 2000 pesos y hay socios protectores que pagan el doble. Cabe resaltar que conservamos muchos socios de hace muchos años, que por ahí una persona fallece, pero siguen los hijos, los nietos, o sea que siempre tenemos ese aporte histórico”.
Otro aporte que recibe la institución es de la Provincia, que destina el equivalente a dos sueldos de una maestra que recién se inicia en la tarea docente, pero “no son muy constantes”, afirmó la bibliotecaria. La Municipalidad de Gualeguaychú “hace muchos años nos aporta un subsidio que nos alcanza para pagar la luz y el teléfono”.
La Biblioteca tiene un salón para actos y eventos, como otra entrada para ayudar a la economía de la institución y, a su vez, organiza jornadas de Café de las Artes. “Siempre tenemos la biblioteca abierta a la comunidad. En nuestro salón se realizan presentaciones de libros, obras de teatro, se hacen eventos culturales y de música. En el Café de las Artes invitamos a poetas de Gualeguaychú o a gente de la cultura y la música. Esa módica entrada que se cobra y con la venta de café es una ayuda. También se ofrecen buracos y té cultural a la tarde, la idea es recaudar fondos para mantener la biblioteca, porque tenemos y hemos tenido momentos muy difíciles”.
Actualmente, la Comisión Directiva organizó el ciclo “La Sarmiento en Concierto", que cuenta con la participación de artistas del Teatro Colón, con canto lírico y tenores, además están acompañados por Cultura Municipal. “Ya tuvimos la primera velada y la verdad es que eso nos ha traído una entrada fabulosa porque estábamos con poco dinero para afrontar esta situación compleja. Tenemos otra presentación el 15 de junio”, informó la bibliotecaria.
Hay que soñar más
“En la época que no había Internet, todo se consultaba en los libros. Los chicos de las escuelas utilizaban mucho este espacio, había mucha gente que visitaba las bibliotecas populares. Ahora es muy distinto porque con el tema de Internet la gente viene menos. Nos queda la gente mayor que son asiduos a la lectura, a las novelas, poesía o cuentos”, reflexionó le entrevistada.
“El libro es algo que enriquece mucho, la lectura despierta la imaginación y los sueños. A los chicos hay que incentivarlos a que puedan manejar y manipular un libro. A veces nos encontramos que vienen los papás con los chicos al rincón que tenemos de infanto juvenil a contar cuentos. Ese espacio está todo adecuado para ellos: tienen almohadones y alfombras. Los niños deben descubrir al libro y su magia y las personas adultas debemos redescubrir esta forma de soñar e imaginar”, concluyó Martiarena.
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