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"Desde que me llamaron sabía que tenía que ganarme el lugar. Aquí hay grandes jugadores. Yo quiero jugar siempre. Estoy contento por el gol que hice", dijo el ex jugador de Corinthians de Brasil y Boca Juniors de Argentina.
Al menos por un momento sin los auriculares para escuchar música de cumbia argentina y hip hop, el jugador nacido en un populoso barrio de la periferia de Buenos Aires, dijo haberse sentido "muy cómodo" con sus compañeros. "Sé que tengo que seguir luchando por ser titular y que el equipo gane la Copa, es el objetivo", dijo el atacante que en el banco de suplentes formaba otro frente de vanguardia temible junto con Diego Milito (Zaragoza, España), Rodrigo Palacio (Boca) y Pablo Aimar (Zaragoza).
Justamente fueron las inclusiones de Tévez y Aimar las que imprimieron sangre nueva y bríos renovados a la ofensiva albiceleste, que languidecía en pases intrascendentes y no podía atravesar una defensa bien plantada, pero que tampoco parecía infranqueable.
"Es un placer vestir la camiseta argentina. Es un orgullo. Uno siente que está dispuesto a darlo todo por la camiseta", reconoció el artillero tras recordar que se sumó a un equipo plagado de luminarias, sin que nadie pueda asegurarle que entraría a la cancha desde el primer minuto.
"A Messi lo estamos cuidando, rodeando, para que se sienta bien con el equipo. Es un gran jugador", admitió Tévez, que pocas veces se pudo dar el gusto de compartir la línea de avanzada con el joven maravilla. Fueron extremadamente escasos los minutos en que los aficionados pudieron verlos juntos en acción y se quedaron con las ganas en el estadio Pachencho Romero.
Además, se ocupó de desmentir haber dicho que prefería ser contratado por tal o cual equipo y no por otro, en medio de rumores publicados por la prensa por sus presuntos pases al Real Madrid o el Inter de Milán. En estos calurosos días en Maracaibo, su preocupación es que Argentina siga adelante en la Copa América, tras 14 años sin poder levantarla, y superar una frustración personal en Perú 2003, cuando perdió la final con Brasil a penales.