En reiteradas oportunidades se ha hecho referencia sobre la oscuridad que reina en algunas cuadras de la ciudad.

Y si bien el municipio avanza por estos días en el pintado y puesta a punto de las columnas de alumbrado en las calles más céntricas de la ciudad, en el resto la situación es diferente.

Pero muchas veces la razón de la oscuridad no es la falta de focos, o que estén rotos sino que se debe a la gran frondosidad que presentan muchos árboles. Y esto vuelve muchas cuadras verdaderas bocas de lobo con los peligros que esto acarrea en cuanto a situaciones de inseguridad que se puedan presentar.

A esto se puede sumar un poco de suciedad en los focos, pero sin duda es el follaje de los árboles lo que se llevan en gran medida la culpabilidad de que haya calles oscuras.

Incluso existen en la vía pública árboles muy viejos que no dejan de ser un peligro, ya que ante la ocurrencia de tormentas con vientos fuertes pueden quebrarse y ocasionar daños a personas o vehículos.

Sin duda que no hay cosa más bella en una ciudad que ver sus cuadras arboladas, pero esto debe mantenerse bajo control e incluso deberían ser renovados cada determinada cantidad de años, según la especie de que se trate.

El municipio (las áreas pertinentes) debería realizar un seguimiento de este tipo de cuestiones, solicitando a los vecinos que mantengan sus árboles de un tamaño razonable o no permitir que se planten árboles muy cerca de las luminarias.