Mauricio Macri reforzó un rumbo que cada día lo separa más del presidente Javier Milei. La designación por decreto en comisión del juez federal Ariel Lijo y del catedrático Manuel García-Mansilla en la Corte Suprema profundizó esa distancia, que empezó siendo sutil y se agranda de manera cada vez más ostensible.

Así quedó expuesto en la reunión que encabezó hoy en la sede del PRO con la dirigencia del partido que fundó en la primera década de este milenio. Era una reunión esperada y donde se sabía que iban a haber definiciones políticas relevantes, de cara al horizonte electoral, vinculadas a un potencial acuerdo o confluencia.

El martes fue otro día convulsionado para el PRO. También lo fue para el resto de la política por el nombramiento con un decreto simple, en comisión. Es la misma herramienta que el propio Macri usó y que, más allá de que luego fue revisado, los mismos juristas que habían aceptado esa nominación terminaron llegando al máximo tribunal. Lo cierto es que la nominación le puso pimienta a la reunión de la mesa chica del PRO que lideró el ex presidente en la sede nacional del partido, en el barrio porteño de San Telmo.

La tensión con el Gobierno, la estrategia electoral y las condiciones para una posible alianza flotaron sobre la cumbre del PRO. Sin embargo, el nombramiento por Decreto de los jueces de la Corte fue una alusión inevitable. Le cambió el tono a la reunión.

El malestar entre el macrismo y los libertarios no tiene retorno. Si este año se concreta algún tipo de alianza electoral, será meramente pragmático, basado en la conveniencia mutua.

Durante su presidencia, Macri nombró inicialmente por Decreto a Horacio Rosatti y a Carlos Rosenkrantz (aunque luego los pliegos fueron aprobados regularmente por el Senado). Ahora, el ex presidente se fastidió con la decisión de Milei y marcó su posición al respecto.

Los senadores del partido votarán en su mayoría en contra de los pliegos que impulsa el Gobierno para la Corte Suprema cuando llegue el turno de que el Senado deba prestar conformidad.

En el cónclave que encabezó Macri estuvieron los gobernadores Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Jorge Macri (Ciudad Autónoma de Buenos Aires); Nacho Torres (Chubut) no pudo asistir; participaron también los intendentes Soledad Martínez (Vicente López) y Guillermo Montenegro (Mar del Plata), y los legisladores nacionales Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal y Diego Santilli; el senador nacional Alfredo De Ángeli (de Entre Ríos); así como Facundo Pérez Carletti, secretario general del partido, y Fernando De Andreis, dirigente y principal estratega del macrismo.

Durante la reunión, De Ángeli, presidente de la bancada amarilla en el Senado, dio una pincelada sobre el panorama en el bloque y el pulso político en la Cámara de cara a los próximos días. En tanto que también se aludió a lo que se espera para el sábado próximo, cuando Milei abrirá las sesiones ordinarias del Congreso.

La tensión entre el PRO y La Libertad Avanza llegó a niveles de difícil resarcimiento y entre los espacios no hay affectio societatis, aspecto imprescindible para conformar una coalición de partidos. Macri mantiene sus discrepancias con el Gobierno, aunque intenta preservar el vínculo con Javier Milei. Su enojo con Santiago Caputo es irreconocible. El ex presidente considera que el estratega presidencial es el principal óbice para generar algún tipo de entendimiento proselitista con el oficialismo.