Redacción EL ARGENTINO
Una derrota habría sido injusta no solamente por la superioridad albiceleste en el desarrollo, sino también porque el último try australiano, marcado a los 38 minutos de la segunda etapa, a falta de uno, fue el corolario de una jugada en la que hubo dos pases adelante de Wallabies, ignorados por el referí inglés Christophe Ridley, de muy buena labor hasta ese momento. El segundo, muy ostensible, dejó a Filipo Daugunu libre para correr hacia el in-goal. La consecuente conversión de James O’Connor puso al local a dos tantos, con la posibilidad de ganar el partido en la última posesión.
La situación era un déjà vu de la semana anterior, cuando Wallabies había transformado un 21-24 en un 28-24 con un try convertido en la última ofensiva. Esta vez los locales venían remontando una desventaja mayor y les quedaba la acción final para dar vuelta el tanteador, pero los Pumas presionaron bien arriba, forzaron un error de Australia contra su propio in-goal en tiempo cumplido y terminaron llevándose 4 unidades para la clasificación.
La falla arbitral no es menor: si bien no cambió el ganador, terminó propiciando un punto para Wallabies en la tabla de posiciones por la derrota por menos de 8 tantos, y con esa unidad Australia quedó dos arriba de los Pumas, 11 contra 9.
No merecieron los argentinos llegar a ese desenlace de sufrimiento. Con una propuesta generosa de juego, fueron mejores que los anfitriones salvo en un lapso del partido que contuvo una amonestación (suspensión por 10 minutos) a Santiago Carreras (knock-on intencional) y dos tries australianos en ataques sucesivos, con los que un 28-7 pasó en un santiamén a ser 28-19 con ventaja de jugadores para el local.
Luego del juego de los argentinos, Sudáfrica goleó a Nueva Zelanda por 43-10, también por la 4ª fecha del Championship. Con estos resultados, Argentina está a 2 puntos del líder y a 1 de All Blacks y de Springboks (10). Los africanos serán sus rivales en las últimas dos fechas, el sábado 27 como locales y el 4 de octubre como visitantes, pero en ese caso no en tierra albiceleste, sino en Londres, Inglaterra. La Nación