Redacción EL ARGENTINO
A diferencia del amplio operativo policial que marco la llegada a Concordia, el traslado dentro de la ciudad fue hecho en con un solo móvil policial. Más precisamente en el mismo que lo trasladó desde Gualeguaychú en la mañana del miércoles.
Luego de la revisión médica de rutina en la Jefatura y de ser recibido por el defensor oficial, José Luis Legarreta, Laurta compareció ante la fiscal Daniela Montangie y se lo imputó del delito de homicidio criminis causa, una figura penal aplicable cuando una persona "mata a otra para preparar, facilitar, cometer, ocultar otro delito o para asegurar sus resultados, o para procurar la impunidad de él o de otro".
Luego, volvió a ser cargado en la camioneta que lo trajo a Concordia y quedó alojado en una celda de la Comisaría del Menor y la Familia. Esta dependencia policial, ubicada en calle Güemes y La Paz, detrás de la Comisaría Segunda, es homónima a la que ocupó en Gualeguaychú. Su alojamiento en este lugar responde a las mismas medidas: su seguridad, ya que allí no estará en contacto con otros detenidos y tiene una vigilancia permanente para que no intente nada contra sí mismo.
El desmembramiento
Laurta afronta penas de prisión perpetua por el doble femicidio en Córdoba, pero además afronta la misma pena por la imputación de homicidio criminis causa. Para la Justicia entrerriana, Laurta mató a Martín Palacio para poder cometer el doble femicidio horas después, sin llegar a ser descubierto. Necesitaba el auto de Palacio y con su muerte iba a retrasar que se lo identificara con la muerte de Luna Giardina y Mariel Zamudio.
Las pericias forenses confirmaron que el cadáver de Martín Palacio fue seccionado de manera intencional: el asesino cortó la cabeza, los brazos y las piernas hasta la altura de las rodillas, en un intento deliberado por impedir que las autoridades pudieran identificarlo.
Laurta planificó cada detalle para evitar el reconocimiento del cuerpo. La víctima tenía un tatuaje grande en el hombro y el brazo, y los cortes fueron realizados por encima de esa zona, con el fin de eliminar cualquier marca visible. Este método generó graves dificultades para los forenses, ya que el torso hallado no presentaba heridas letales ni signos que permitieran establecer la causa exacta de la muerte. Los peritos presumen que la lesión mortal se encuentra en la cabeza, que aún no ha sido encontrada.
El torso permanece en la morgue judicial a la espera de resultados genéticos. En caso de no hallarse los miembros restantes, los investigadores confirmaron que la única vía de identificación será el ADN. Aun así, el ministro de Seguridad de Entre Ríos, Néstor Roncaglia, aseguró que existe un 99% de certeza de que los restos corresponden al remisero desaparecido. (Con información de Diario Río Uruguay)