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La música no se mancha: artistas que interpelan el machismo en escena

La música ha sido identidad y memoria, pero también vehículo de discursos que naturalizan la posesión sobre los cuerpos femeninos. Diferentes artistas comenzaron a interpelar esas violencias simbólicas a partir de la reciente reaparición mediática de Gustavo Cordera. Un debate que sigue vigente.

Lunes, 13 de Octubre de 2025, 7:58
El Clásico: fundada en 1996

Por Sandra Insaurralde

En agosto de 2016, durante una charla con estudiantes de la escuela de periodismo TEA Arte, el músico Gustavo Cordera pronunció frases misóginas que generaron una ola de repudio social. Entre sus dichos más polémicos se encuentra: “Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo”, lo que derivó en la cancelación de conciertos, una causa por incitación a la violencia y un proceso de probation. Aunque fue sobreseído en 2020, el impacto en su imagen pública fue devastador: él mismo lo definió como una “muerte social”.

 

En septiembre de 2025, Cordera reapareció en una entrevista con el canal de streaming Gelatina, donde calificó lo vivido como una “persecución organizada” y comparó su situación con figuras como Gandhi y Luther King. La entrevista reavivó el debate público y provocó nuevas suspensiones de conciertos en distintas ciudades del país, ante el rechazo de colectivos feministas, artistas y sectores de la sociedad civil.

 

En Argentina, canciones como “Si te agarro con otro te mato” de Cacho Castaña o “Amor salvaje” del Chaqueño Palavecino han sido señaladas por sus mensajes violentos. El videoclip de “Perra” de J Balvin fue retirado de YouTube tras denuncias por contenido sexista y racista. Pero más allá de los casos mediáticos, hay una trama cotidiana de violencias simbólicas que se cuela en lo que se canta, se baila y se consume.

 

EL ARGENTINO tuvo la oportunidad de entrevistar a Gustavo Ginoi. Guitarrista, compositor y uno de los fundadores de La Mississippi, una de las bandas más importantes del blues argentino. Su trayectoria comenzó a fines de los años 80 y se consolidó durante los 90, convirtiéndose en referente del género a nivel nacional.

 

Gustavo Ginoi reflexionó sobre el rol del músico como referente social en tiempos donde los discursos públicos pueden reproducir violencias simbólicas. “La sociedad es machista, hombres y mujeres machistas, también dentro de los colectivos LGTBIQ+. Por eso, los artistas que quieren transformar la realidad a veces lo hacen a favor y otras veces en contra del machismo”, sostuvo el músico. Para él, la actitud personal es clave: “El rock está poblado de estereotipos de hombres con camperas de cuero y groupies. Aún hoy es menos probable ver mujeres tocando en bandas o trabajando en la técnica. Eso tiene que cambiar”.

 

Gustavo Ginoi en el Luna Park. La Mississippi

 

 

Cordera, impunidad y marketing

 

Consultado sobre el caso de Gustavo Cordera, Ginoi no dudó en marcar una posición firme: “Para tener una respuesta de la banda la entrevista debería ser grupal así que mi respuesta es personal. Cordera no se equivocó, eso es lo que realmente piensa, y eso es mucho más grave. En sus entrevistas lo confirmó y llegó a decir que en Argentina nunca se había activado una maquinaria para cancelar a alguien, en un país con 30 mil desaparecidos”. Para el músico, el episodio no abrió un debate serio en el circuito: “Las productoras solo tienen cuidado de contratarlo por marketing y venta de tickets. Apenas pidió tímidamente disculpas por los dichos de 2016 y salió a bancar a Barreda. Es lo que es y no lo puede disimular, está en la conciencia de los medios y de las productoras darle el espacio”.

 

Sobre las resistencias en el ámbito del rock frente a la equidad de género, Ginoi es claro: “El misógino es misógino tanto con una guitarra eléctrica como con una soldadora. Los cambios tienen que venir desde toda la sociedad: desde las infancias, en las casas, en las escuelas”. Además el guitarrista comentó: “Las luchas por la equidad de género llevan décadas, los primeros movimientos feministas datan de mediados del 1800, así que realmente los cambios están llevando mucho tiempo. En el rock y en el mundo del trabajo del rock pasa lo mismo que en el resto de los mundos laborales.” Aunque en lo personal afirmó no valorar ni pagar distinto según el género, reconoce que “la escena sigue dominada por el machismo, aunque muchos digan lo contrario para ser políticamente correctos”.

 

 

Otras voces: entre el repudio y la reconstrucción

 

Sumando otras voces al debate, desde Caballito, Santiago Gonella, músico independiente, recordó en diálogo con EL ARGENTINO el impacto de aquel episodio del año 2016: “Recuerdo cuando me llegó la información de los dichos viralizados de Gustavo Cordera, no me llamó demasiado la atención, su estilo siempre fue el de generar interés a través de la provocación, algo que le fue funcional durante buena parte de su carrera. Pero con el auge del feminismo, lo que antes lo distinguía terminó perjudicándolo. Por supuesto que esto terminó de abrir el debate entre lo que cantamos, sobre a qué le cantamos y cómo es qué expresamos nuestras ideas. Es hora de revisar ciertos comentarios, humoradas y tratos que llegan a nosotros de forma normalizada. Parece ser el momento de ser reflexivos”.

 

Santiago Gonella, músico independiente, que vivió en Gualeguaychú

 

En Gualeguaychú, Chelo, cantante y líder de la Banda “El Clásico”, también rememoró aquel episodio como “una cosa horrible, degradante, fuera de lugar”. Para él, el castigo social fue —y sigue siendo— una respuesta necesaria: “No lo escucharía ni pagaría una entrada para verlo. No concuerdo con su forma de pensar. Lo que dijo fue muy grave. Y aunque haya pedido disculpas, hay cosas que no se borran tan fácil”, manifestó el músico local a EL ARGENTINO.

 

Ambos músicos coincidieron en qué la transformación debe surgir desde abajo, aunque reconocieron obstáculos de base. Gonella argumentó: “Así como alguna vez Maradona inmortalizó la frase "la pelota no se mancha", considero que la música es algo sagrado que está por encima de distinciones categóricas propias de la contaminación humana. La hipersexualización y la frivolidad de la industria colocan tanto a mujeres como a hombres como objetos de consumo. Desde lo independiente hay cierta resistencia, pero el artista, para ser reconocido, es casi sobornado a volverse un objeto. Se prioriza la venta por encima de la obra”. Y agregó: “Me aferro a Marilina Bertoldi como esperanza. Es una artista que se impone con sus ideas y recursos propios. Para mí, el punto más alto del rock argentino actual”.

 

Chelo, por su parte, insistió en que la raíz del problema está en la educación: “Erradicar la violencia empieza desde chicos, desde las casas. Hay letras y videoclips que son horribles, y sin embargo se los deja escuchar a los más chicos. Estos mensajes quedan en la cabeza. Hay adolescentes que están a merced de imágenes y letras que los orientan de forma equivocada. La música también educa, y por eso hay que revisar lo que se canta y lo que se muestra”.

 

Chelo, cantante y líder de la Banda “El Clásico”

 

El arte como espejo y reparación

 

¿Creen que el arte puede reparar o transformar discursos que han dañado? Los artistas describieron caminos posibles. Gonella propuso aferrarse a la idea de “recuperar el amor por la obra y destruir el culto al personaje". Además expresó un deseo que se debe cumplir: “Quizás todavía falte, pero anhelo una escena artística de seres humanos empáticos y sencillos creando arte en contraste con el reality show de avatars inalcanzables. Gustavo es ejemplo de cómo la admiración sesgada genera impunidad, y luego, cancelación y olvido. El fanatismo crea ciclos interminables de impunidad y juicio”.

 

Gustavo Ginoi, en sintonía con el mensaje anterior afirmó: “En principio revisar la obra es una buena opción para revertir una actitud que hizo mucho daño. Pero repito que este cambio debe venir desde toda la sociedad, uno de los temas más escuchados en el mundo es “que alguien saque a bailar a la morocha, que se muere de ganas”. Me sorprende ver a mujeres cantando esta canción aceptando la situación de que si un hombre no la saca a bailar se va a quedar con las ganas. En esas cosas que parecen pavadas reside el machismo, o sea no consumir canciones misóginas y reproducirlas es una forma, pero no depende solo del artista”.

 

Chelo, el líder de El Clásico, llamó a la unidad: “Esto es un flagelo que hay que combatir juntos. Solo una comunidad comprometida puede cambiar lo que está pasando en muchos estilos musicales. El castigo social sigue siendo una herramienta de reparación”.

 

En resumen, las palabras de los músicos apuntan a una misma urgencia: construir una escena musical más empática, responsable y comprometida. Una que no repita violencias, sino que las transforme en memoria, arte y acción colectiva. Ginoi finalizó con un mensaje: “Revisar siempre la obra y que el discurso del artista coincida con las actitudes en su vida privada es un camino que puede transformar. Como dijo Pepe Mujica: ‘Hay que vivir como se piensa, no pensar cómo se vive’”.

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