Por Mónica Farabello
En la tarde del martes 17 de septiembre, la Plaza San Martín de Gualeguaychú fue escenario de una concentración en defensa de la Universidad Pública y Gratuita. La movilización coincidió con un hecho político trascendental: la Cámara de Diputados de la Nación rechazó el veto del presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario.
El documento leído durante el acto destacó que la Ley busca actualizar los salarios de todo el personal universitario de acuerdo con la inflación y garantizar los fondos necesarios para el funcionamiento de las universidades nacionales. Los sectores educativos denunciaron la caída de los recursos destinados a salarios, funcionamiento e infraestructura, lo que derivó en recortes y pérdida de poder adquisitivo de docentes y trabajadores.
La proclama fue contundente: “No se pueden vulnerar derechos adquiridos ni postergar las responsabilidades del Estado con ajustes que impactan en el acceso y la calidad de la educación pública”.
Además del rechazo al veto universitario, la movilización también exigió la restitución de la Ley de Emergencia Pediátrica, destinada a una mejorar la atención en hospitales, salarios, guardias, formación profesional e infraestructura de salud. Su desfinanciamiento, implica la pérdida de acceso y calidad de atención a niños y niñas.
Mientras la columna de manifestantes subía a la plaza, luego de marchar por calle 25 de Mayo, la información comenzaba a llegar a los teléfonos. Los vetos habían sido rechazados y el aplauso colmó todo.
En otro fragmento del texto leído ante los presentes, señalaron la Ley incluye la recomposición salarial de residentes y el reconocimiento de tareas críticas. Por eso, la marcha celebró que el Congreso validó la vigencia de ambas leyes para que “se detenga el ajuste sobre la educación y la salud pública”.
Voces de la movilización
El profesor Guillermo García fue uno de los oradores más extensos de la marcha. Expresó que fue “una tarde tan significativa. Aplaudimos el rechazo al veto en Diputados, porque da por tierra la mirada neoliberal sobre la patria y la dignidad de la gente. Nuestra educación no se negocia. La Universidad Argentina será siempre la puerta abierta a seguir soñando con esperanza, de reivindicación social, de ascenso social, de conocimiento y de búsqueda de la verdad”.
Uno de los momentos más emotivos de la jornada estuvo a cargo del profesor Guillermo García, quien evocó la Noche de los Lápices al cumplirse un nuevo aniversario de aquella tragedia ocurrida el 16 de septiembre de 1976 en La Plata:
“Queremos hacer un alto y hacer memoria. Ese día, los genocidas que se habían apropiado del gobierno fueron por nuestros estudiantes secundarios que pedían el boleto estudiantil. Solo seis sobrevivieron para contar la historia de una generación atravesada por el dolor, por la sangre y por la muerte. Hoy la historia vuelve a convocarnos”, afirmó.
El docente recordó también las marchas en defensa de la universidad pública y sostuvo que la lucha actual tiene un hilo directo con la historia argentina: “Por suerte, hoy la historia nos convoca a la rebeldía. Nos convoca a pensar que nuestra educación no se negocia, que la Universidad Argentina tiene un lugar preponderante y lo tendrá a futuro, porque será siempre la puerta abierta a seguir soñando con esperanza, de reivindicación social, de ascenso social, de conocimiento y de búsqueda de la verdad”.
En su discurso, García cuestionó a las máximas autoridades del país por denostar los movimientos populares con “generalizaciones falsas, cifras erróneas y conceptos equívocos”. Y agregó: “Reivindicamos la patria, porque la patria es el otro: el discapacitado que necesita que se cumpla la ley, los abuelos que dejaron la vida trabajando, los que reclaman un destino justo y solidaridad. Esa es la Argentina que defendemos”.
Por su parte, Diego Zanetti, docente de la Facultad de Bromatología de la UNER, transmitió un mensaje de persistencia: “Hoy estamos acá porque es la manifestación de que luchar sirve, organizarse sirve, mantener las banderas en alto sirve. No es momento de flaquear, simplemente sigamos: luchar sirve”.
La Asamblea de Adultos Mayores, que estrenó bandera en la plaza, también dejó un fuerte mensaje político: “No es casual que se ataque a los jubilados. Muchos de nosotros fuimos los jóvenes que luchamos en los 70. Hoy se ataca a los jóvenes porque no quieren jóvenes pensantes, no quieren facultades. Por eso la lucha vale la pena y la seguimos todos los miércoles en esta misma plaza”.
Un estudiante de Farmacia y Bioquímica de la UNER recordó que “el 80 por ciento de quienes cursamos somos primera generación universitaria en nuestras familias. No solo cumplimos un sueño propio, sino uno colectivo, heredado de años de lucha”.
Finalmente, Diego Sánchez, referente de Agmer, cerró: “Luchar siempre sirve y nos tenemos que convencer de que luchando ganamos. Tenemos que valorar a las organizaciones, sindicatos y centros de estudiantes. Por eso nos quieren pegar ahí porque ahí esta la Democracia, el debate de ideas y la construcción de alternativas a este modelo de egoísmo e individualismo que nos quieren imponer”.
Un mensaje al Congreso
Los organizadores hicieron hincapié en que este 17 de septiembre quedará marcado como una fecha clave en la defensa de la educación y la salud públicas. En su declaración final, señalaron:
“Exigimos a los actuales y futuros legisladores que estén a la altura del momento histórico. No alcanza con discursos de compromiso: necesitamos hechos que defiendan la educación pública, la salud y la dignidad de nuestro pueblo”.
La jornada, cargada de emotividad, se entrelazó con la memoria histórica, recordando la Noche de los Lápices de 1976 y reivindicando la lucha intergeneracional por los derechos sociales. En Gualeguaychú, como en todo el país, la consigna volvió a resonar con fuerza: “La educación y la salud no se negocian”.