Desde hace más de 10 años, Alvarez Daneri lleva adelante Gualepedia, una enciclopedia digital sobre la historia y la cultura de Gualeguaychú. Lo que comenzó como apuntes personales terminó por transformarse en un proyecto amplio y vital, que hoy se despliega en distintas plataformas digitales. En esta charla con EL ARGENTINO, habló de su método de trabajo, del uso de la inteligencia artificial y de su pasión por difundir la memoria local.

 

–Se nota que manejás muy bien las herramientas de inteligencia artificial. ¿Cómo las aplicás a tu trabajo?


–Estos software lo que hacen es que uno cargue la fuente. Yo recopilo toda la información en notebooklm o Pinpoint, la vuelco allí y, por ejemplo, desde ahí puedo armar un podcast. La fuente es confiable porque ya está cargada por mí: son mis archivos, los que yo tengo publicados. Armo un prompt con instrucciones: cómo quiero que empiece, qué temas debe abordar, qué evitar. Eso me permite obtener un resultado rápido, confiable y adaptable.

–¿En qué proyectos estás trabajando ahora?


–Estoy fanatizado con la figura de Alberto Arigós de Elías, a quien precisamente estoy investigando en EL ARGENTINO. Su vida fue sumamente interesante: fue abogado, escribano, escritor, pintor y hasta juez. Con la IA puedo volcar mis fuentes y armar distintos trabajos: podcasts, relatos en YouTube, publicaciones en Facebook y en Gualepedia. La idea es difundir la historia de Gualeguaychú a través de múltiples medios.

 

 

–Al principio no contabas con esas herramientas digitales. ¿Cómo fue el camino?

–Cuando arranqué, tipeaba todo. Muchas personas me ayudaron, como Natalia Derudi en el Museo Casa de Haedo, que me brindó información, fotos y archivos. Antes necesitabas un buen escáner, había documentos delicados que no se podían manipular. Hoy, con un celular promedio, podés obtener buenas fotos y la IA te ayuda a procesarlas. Eso te ahorra mucho tiempo, aunque siempre queda la impronta personal que uno le quiere dar.

 

–¿Cómo fue evolucionando Gualepedia con los años?


–Al principio era solo un sitio web, pero con el tiempo se fue expandiendo a otras plataformas. Hoy publico en YouTube, Facebook, Spotify y en la página misma. No uso tanto Instagram porque la audiencia que me sigue está entre los 40 y 50 años.

 

–¿Qué se puede encontrar en Gualepedia para aquellas personas que aun no lo conocen?


–Es un material muy amplio y organizado: desde la fundación de Gualeguaychú hasta biografías, el significado de los nombres de las calles, intendentes municipales, efemérides locales. Son temas apasionantes que me interesa dejar plasmados no en libros –que muchas veces se agotan y desaparecen–, sino en los medios que usamos todos los días: el celular, la PC, la tablet. La idea es que la historia esté siempre a mano.

 

–¿Cómo nació tu interés por la historia local?


–Llegó tarde. Ya recibido de la universidad cayó en mis manos un libro de Elsa Beatriz Bachini, conferencias, con textos sobre comerciantes, médicos y la colectividad francesa de Gualeguaychú. Me atrapó por completo.
Empecé a tomar notas en una planilla Excel, registrando fechas y acontecimientos. Eso derivó en “Sucesos gualeguaychuenses”, que luego evolucionó a una página llamada Gualeguaychú, la ciudad y su gente, y finalmente en la enciclopedia digital Gualepedia. Lo que al principio fue un ejemplo de lo que se podía hacer, se convirtió en un proyecto muy completo, con la colaboración de mucha gente valiosa.

 

–Decís que no sos historiador, ¿cómo definís tu rol en todo este trabajo?

–Me considero un recopilador, un difusor. No hago historia, lo que hago es tomar el trabajo de los historiadores y ponerlo a disposición de todos mediante la tecnología. Respeto siempre el espíritu de las investigaciones originales. Muchos historiadores tuvieron la generosidad de dejar abierta la posibilidad de que otros continúen su tarea, y yo lo que hago es actualizar, organizar y difundir.

 

–¿Tu formación como ingeniero también te dio herramientas útiles?


–Sí. Más allá de la capacidad y de lo que aprendí en mi profesión, también en la universidad me crucé con estudiantes de Bellas Artes, lo que me abrió un mundo cultural nuevo. Aprendí a tocar la guitarra y tuve otra visión gracias al arte. Y desde lo técnico, siempre fui curioso: trabajé con computadoras desde las primeras Texas TI, programé en PC compatibles, colaboré en proyectos como Mapear, Google Maps o Waze. Todo eso lo apliqué después a Gualepedia.

–¿Cómo definís a Gualepedia?


–Para mí es una enciclopedia de bolsillo. Una biblioteca accesible en el celular, que permite tener la historia siempre cerca. Una biblioteca que llevás en tu celular. Hoy, Gualepedia convive con múltiples plataformas y formatos: podcasts, fotos, videos, textos y mapas. Todo está pensado para que la historia de Gualeguaychú no se pierda y llegue a cada persona de manera directa y amigable.

 

–Los diarios también ocupan un lugar clave en tu tarea.


–Para mí los diarios son los custodios de la historia. Aunque desaparezca el papel, quedará el formato digital, y eso es lo importante. EL ARGENTINO ha hecho aportes fundamentales con los suplementos culturales de los domingos y con artículos de excelentes historiadores locales. Yo mismo he publicado muchos en el periódico.

 

–¿Cómo trabajás con las imágenes antiguas?


–Uso herramientas de Google como Studio para recomponer fotos antiguas. Después las publico en Facebook, donde generan muchísimo interés. La última, de Urquiza y Chalup, tuvo 57 mil interacciones en tres días. Esas imágenes funcionan como disparadores de historias: yo sumo datos en los comentarios y la gente también aporta. Eso genera una conversación colectiva sobre nuestra memoria.

 

–¿Sos consciente de lo que generaste con Gualepedia?

–No tanto. Para mí el trabajo termina cuando lo publico. Veo el impacto en los comentarios y agradecimientos, pero seguiría haciéndolo igual aunque no tuviera tanta repercusión. Mi motivación es que la historia no se pierda, que quede en un lenguaje actual y accesible para las próximas generaciones.