Gualeguaychú

El consumo de drogas hace estragos en los barrios del oeste: la cruda carta abierta de Madres Cuidadoras

A través de una carta abierta, la Asociación Civil Primeras Madres Cuidadoras de Gualeguaychú expuso la realidad con la que conviven a diario.

Domingo, 21 de Diciembre de 2025, 6:56

Redacción EL ARGENTINO

Hace tres décadas que la Asociación Civil Primeras Madres Cuidadoras de Gualeguaychú trabaja con la crianza y la educación de las infancias de los barrios del oeste de la ciudad, sobre todo las del Eva Perón, donde se encuentra el jardín maternal.

 

Este sábado hicieron circular una carta abierta en la que exhiben la cruda realidad con la que conviven a diario, cruzada por la desidia, la falta de horizonte para la juventud y el consumo de sustancia, a toda hora, en cualquier parte.

 

Crueldad, desamparo y abandono

 

“Desde 1998 trabajamos en el barrio Eva Perón (348 viviendas) para generar espacios seguros para las infancias. Pasamos crisis, crecimos, peleamos y construimos. Hoy la realidad nos pasa por encima. Nunca vivimos una situación como la que ahora nos toca enfrentar, nunca. El consumo de drogas, su venta y todo lo que hace a ese sistema perverso de acumulación de dinero en base al sufrimiento de familias enteras, ha sobrepasado todos los límites. Es día a día, minuto a minuto, el avance de la problemática. Cada vez hay más gente ‘entrando y saliendo’ del barrio, cada vez es menor la edad en la que se accede al consumo, cada día que pasa las infancias y todo el barrio se ven vulnerados por esta dinámica de la crueldad, el desamparo y el abandono”, expresaron.

 

“Esta realidad se recrudece en las condiciones particulares del barrio, pero tenemos que decir que lejos está de ser un problema solo de los barrios periféricos. Este es un problema cuyas fuentes (de dinero, de personas y de deseos) vienen de toda la población, de toda la ciudad de Gualeguaychú: en los barrios se ve a la luz del día la cocina que en el resto de la ciudad no quiere ver. En los barrios se alza parte de la estructura de narcomenudeo que alimenta el consumo de toda una ciudad, sin distinción de clases. En los barrios se vende la resaca de la droga que se consume en el centro”, sostiene la carta abierta.

 

“Por estas razones, poner el foco sólo en los barrios para abordar el consumo problemático y el narcotráfico es insuficiente, precario y parcial. De igual manera es deficiente llenar las cárceles de chicos y chicas ‘quemados’ por las drogas. Los barrios y sus poblaciones marginadas han sido y son el chivo expiatorio de una sociedad que no quiere ver y que no puede hacerse cargo de un problema estructural. Lo decimos bien claro: el vaciamiento y la ausencia estatal es cómplice directo del crecimiento de la droga en los barrios y en toda la ciudad”, denunciaron.

 

 

Ausencia estatal y falta de futuro

 

Asimismo, en esta línea, la carta firmada por Madres Cuidadoras continúa: “el consumo, la distribución y la venta entre la gurisada es inversamente proporcional a la falta de oportunidades concretas, de acceso a la salud, a la educación, a la vivienda y a un trabajo digno. Esto se recrudece con la realidad de precarización laboral, el encarecimiento de la alimentación y otras dinámicas de marginación, exclusión, discriminación y privatización de lo esencial en Gualeguaychú”.

 

Según contaron en la carta abierta, cuando desde la asociación le presentaron al Municipio los resultados del censo comunitario realizado el año pasado en el barrio junto a otras organizaciones, entre ellas la UNER, alertando sobre el crecimiento del consumo y de los circuitos de compra/venta de droga, la respuesta fue: “es una foto que se repite en todos los barrios”. Y ahí quedó todo.

 

“De la maquinaria del narcotráfico regional y local, las poblaciones marginadas, los barrios, no llegan a ser ni siquiera la punta del iceberg y aun así son quienes fundamentalmente pagan las consecuencias”, expusieron. Al tiempo que aclararon: “No es nuestra intención plantear el tema en términos de víctimas y victimarios, pero como Madres Cuidadoras que hace tres décadas acompañamos infancias en contextos vulnerables tenemos que decir: es momento de encontrar algún límite. No puede ser que las mismas infancias que nosotras ayudamos a criar, a crecer y a alimentar, hoy estén vendiendo o consumiendo droga en la adolescencia. En estos casi 30 años hemos visto como algunos de los gurises que miraban asombrados los juguetes y abrían los brazos para un abrazo, se fueron metiendo en esos círculos de plata fácil, droga y peligro. Cada vez son más y nosotras nos sentimos cómplices porque no tenemos recursos ni herramientas para intervenir con proyectos amplios de gestión social y seguridad sociocomunitaria”.

 

“¿Cómo creemos que se han constituido los famosos estados narcos? -continúa el documento- ¿Cómo pensamos que Rosario se convirtió en lo que hoy es con respecto al narcotráfico? El empoderamiento del narcotráfico a través de los órganos del poder es distinto en cada lugar, pero lo que es seguro es que en todos los casos fueron procesos con sus distintas escalas. Nada de lo que hoy pasa sucedió de un día para el otro, ni acá ni allá. Se fueron construyendo las condiciones necesarias en el tiempo y esto es lo que vemos en nuestra ciudad: el crecimiento del narcomenudeo, de las violencias a los cuerpos y de la complicidad (pasiva y/o activa) de los gobiernos”.

 

 

“La crisis que hoy transitamos pretende ser tapada con las redes sociales, pretenden confundir e improvisan un ‘acá no pasa nada’ que cada vez es más difícil de sostener. Es igual a lo que hacemos cuando viene la policía a allanar una casa en el barrio: meter a las infancias a las aulas. Pero el cruce entre personas que se entregan una bolsita, pibes tirados por la madrugada por la ‘cascarilla’ y ocultos prendiendo un encendedor son imágenes tan cotidianas que corremos el peligro de naturalizarlas”, lamentaron.

 

Sobre el final del documento, las mujeres que sostienen la institución expresaron: “Son muchas las preguntas y las pocas respuestas que tenemos desde Madres Cuidadoras las damos a diario, con hechos, con las infancias, con la comunidad del barrio que cree en un futuro mejor, con un sin número de personas que nos ponen el hombro cuando ya no nos da más el cuerpo de tanto sostener. Aun entre la desesperación de familias enteras y de juventudes sin perspectiva, las infancias, entre todo ese caos, siguen tratando de jugar y siguen enseñándonos desde la esperanza de lo posible. Entre todo esto de algo estamos seguras, mirando para otro lado, criminalizando la pobreza, reduciendo posibilidades y deshabitando los territorios la situación sólo puede empeorar”, aseguraron. Y cerraron: “Ojalá Gualeguaychú, vos, nosotras y toda la comunidad se pueda hacer cargo de un problema que genera colectivamente, pero que no recibe de igual manera sus consecuencias. Mientras tanto nosotras seguimos a diario conteniendo, acompañando y de alguna manera, sobreviviendo a un abandono total del que no queremos ser cómplices”.

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