Gualeguaychú

Crisis universitaria: En lo que va del año, renunciaron trece docentes de la UNER Gualeguaychú

La situación es igual de preocupante que en el resto del país. Los salarios no cubren la línea de pobreza, ni siquiera la de indigencia en muchos casos. Profesionales emigran a la actividad privada y la mayoría tiene otros trabajos para poder llegar a fin de mes.

Domingo, 21 de Septiembre de 2025, 6:07

Por Luciano Peralta

El gobierno de Javier Milei atraviesa su peor momento. La universidad pública también. Los salarios universitarios son los peores en más de dos décadas. Un caso local, para que se entienda la gravedad del problema: los salarios iniciales en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) muestran que un docente titular con dedicación exclusiva no supera los $1.400.000, mientras que los ayudantes inician su carrera con un salario de $154.000.

 

La crisis se explica por el desfinanciamiento del gobierno nacional al sector. Según datos del Indec, en los primeros ocho meses de este año, los gastos destinados a la educación superior cayeron 5,8% real (es decir, considerando la inflación) con respecto a igual período de 2024, y un 30,4% contra los primeros ocho meses de 2023. Es por ello que los docentes denuncian una caída brutal del poder adquisitivo. Dicho de otra manera: hoy son entre el 30 y el 40% más pobre que hace dos años.

 

El principal recorte en los gastos de educación superior afectó a la asistencia financiera para el funcionamiento universitario (una partida destinada a cubrir los gastos operativos de las facultades, como el pago de servicios y el mantenimiento). Este ítem registró una reducción real del 18,1% con respecto a 2024 y del 33,4% contra 2023.

 

En tanto, los fondos destinados al pago de salarios (que explican el 90% del presupuesto universitario) aumentaron 1,4% real con respecto a los primeros ocho meses de 2024, pero se mantienen 28,5% por debajo del mismo período de 2023.

 

Éxodo docente

 

Las masivas manifestaciones del último miércoles, en miles de lugares del país, pusieron en evidencia el hartazgo de sectores demasiado maltratados, bastardeados y empobrecidos por el recorte libertario. En Gualeguaychú, cuando la marcha arribaba a la plaza San Martín, se conoció el contundente rechazo a los vetos presidenciales a la Ley de Financiamiento Educativo y a la Emergencia Pediátrica. Una pequeña victoria en un presente de derrotas populares.

 

“Luchar sirve”, repitió varias veces el docente Diego Zanetti, durante el breve discurso que dio bajo la estatua de San Martín, en el centro de la plaza. Zanetti da clases en la UNER y es referente de la Asociación Gremial de Docentes Universitarios (AGDU).

 

 

Antes, en diálogo con EL ARGENTINO, había cuestionado al secretario de Políticas Universitarias de la Nación, Alejandro Álvarez, quien, en medios nacionales, se había referido a los sueldos docentes en la previa a la marcha federal. “Con cierta soberbia manifestó: un adjunto está cobrando un millón cien mil pesos. Pero, bajo ningún punto de vista un profesor adjunto cobra eso, un adjunto parcial con 10 años de antigüedad está en poco más de $800.000, a lo que hay que restarle la obra social y los descuentos. En mano está cobrando aproximadamente $650.000”.

 

“Generalmente, esos profesionales tienen posgrados, doctorados e, inclusive, posdoctorados. Esos docentes, previos a los diez años de antigüedad, se formaron por lo menos diez o doce años. Y, además de todo lo que se hace en el aula, la universidad exige que se realicen otras tareas de investigación y de extensión”, explicó Zanetti.

 

“Argentina, como país, tiene una construcción social en la que la educación pública es fundante. El acceso a la universidad pública es parte de un movimiento social ascendente que no encontrás en ningún otro país de Latinoamérica, de hecho, te diría que en pocos países del mundo podés encontrar esta condición”, dijo el referente de la AGDU. Y cerró: “Esto es algo que debemos defender, porque gran parte de las soluciones que la sociedad demanda están en la escuela”.

 

Las palabras de Zanetti encuentran sentido en la escala salarial docente vigente en la UNER Gualeguaychú, disponible en uner.edu.ar, que muestra los salarios dependiendo de cada cargo. Los mismos van de los $154.483,43, que cobra un ayudante de segunda con dedicación simple, a los $1.380.083,55 de un titular de cátedra sin años de antigüedad.

 

 

“En lo que va del año renunciaron 13 docentes, es una cifra preocupante, porque, además, han renunciado docentes con cargos importantes”, informaron a EL ARGENTINO desde la casa de estudios ubicada en el Polo Educativo de la ciudad.

Actualmente, la UNER Gualeguaychú -única universidad nacional en la ciudad- cuenta con un plantel de 330 docentes y 30 no docentes, quienes cobran salarios todavía más bajos que los primeros y deben cumplir 35 horas semanales.

 

“Hace 20 años atrás, los docentes complementaban con horas en primaria y secundaria. Hoy, lo que más se está viendo es que se van al sector privado, donde cobran un poco mejor”, contó la misma fuente. Y agregó: “Históricamente, los no docentes tenían salarios similares a los empleados de comercio, pero en la actualidad ellos cobran arriba del millón y nosotros no llegamos a los 700 mil. La mayoría, tanto docentes como no docentes, tienen dos ocupaciones”.

 

Changas” y precarización

 

Días pasados se dieron a conocer los resultados de una encuesta realizada entre el plantel docente de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ). Los resultados más impactantes de este trabajo marcaban que “uno de cada cinco docentes trabaja en Uber, Rappi o Avon para poder llegar a fin de mes” y que casi el 80% de los docentes están buscando otros trabajos.

 

Esta encuesta es realizada por el sindicato de la universidad todos los años para conocer detalles de las condiciones laborales de las y los trabajadores. En esa casa de estudios, ubicada en Florencio Varela, funciona un espacio sindical, similar a una sala de profesores, donde hay conexión a internet, café, agua caliente y alguna comida. Allí comenzaron a conocer situaciones muy críticas.

 

“Ya desde el año pasado empezamos a registrar que había docentes que no estaban pudiendo comprar ninguna vianda y que se alimentaban con las frutas y los frutos secos disponibles en la sala. Eso nos hizo hacer hincapié en las preguntas sobre alimentación en la encuesta. Lo mismo pasó con la cuestión laboral, nos fuimos enterando de cada vez más docentes que empezaban a trabajar de otras cosas para poder llegar a fin de mes”, explicó para esta nota Clara Chevalier, docente de la institución y titular del sindicato de la misma.

 

 

Por otro lado, respecto al impacto del desfinanciamiento del gobierno libertario para con el sector y la comparación con los gobierno anteriores, la docente fue taxativa: “Soy profesora de historia, me gustaría poder hacer un análisis de largo plazo para pensar los procesos, pero el quiebre que planteó este gobierno nacional es verdaderamente dramático. Es un gobierno que quiere desmantelar la educación pública y, en particular, las universidades”.

 

En esta línea Chevalier comparó la política del gobierno de Mauricio Macri con la de Javier Milei: “La universidad donde trabajo, la Arturo Jauretche, sufrió muchísimo durante el gobierno de Macri, porque tenía a la mitad de su planta docente contratada en forma irregular y esas partidas las dejó de recibir. Pero la actualidad es mucho más grave, porque no se trata del presupuesto de una universidad, se trata del recorte a toda la universidad pública”, concluyó.

 

Los testimonios de docentes que cobran una miseria se cuentan por miles. La consecuencia es el empobrecimiento y el éxodo forzoso al sector privado o hacia otros empleos que nada tienen que ver con su formación.

 

Se podría pensar que esta no es una realidad exclusiva de los docentes universitarios, sino de la gran mayoría de asalariados del país. Es verdad. Pero con una salvedad: los médicos que nos curan en los hospitales de todo el país son egresados de la universidad pública; las y los profesores que nos forman son egresados de la universidad pública, y los ingenieros que tienen a cargo la construcción de los puentes y las rutas por donde se traslada la producción y el turismo también son producto de la educación pública. Igual que las investigadoras y los científicos que crean las vacunas que nos curan o los remedios que mejoran nuestra calidad de vida.

 

Desfinanciar y atacar a las universidades públicas no afecta solamente a quienes allí trabajan, pone en jaque el futuro de un país entero, sin distinción de simpatías políticas o banderas partidarias. Eso es lo que está en juego por estos días.

Temas

Empleados de comercio Financiamiento Desfinanciamiento Universidad Pública Gualeguaychú