Redacción EL ARGENTINO
La actividad hotelera y gastronómica de la costa entrerriana del río Uruguay atraviesa una crisis que ya impacta con fuerza en el empleo. Según datos de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos (UTHGRA) seccional Concordia, en los últimos doce meses se perdieron 237 puestos de trabajo en blanco, lo que equivale a más de 200 familias sin ingresos estables en un sector clave para la economía regional.
El secretario general del gremio, Julio Roh, explicó que la caída se debe a una combinación de factores: menor afluencia turística, el “dólar barato” que incentiva viajes al exterior y la desaparición del “turismo de frontera”, antes sostenido por visitantes uruguayos. “Estamos en una situación complicada. La gastronomía sobrevive con el consumo local, pero la hotelería no tiene esa red de contención”, señaló.
Roh detalló que la hotelería debe mantener estructuras de personal y servicios las 24 horas, incluso con baja ocupación, mientras que los gastronómicos pueden ajustar horarios y días de apertura. Esa diferencia explica por qué el primer sector aparece hoy como el más comprometido.
El dirigente remarcó que el gremio detectó empresas que ofrecieron retiros voluntarios, reducciones horarias y recortes de jornadas laborales. “Hay trabajadores que pasaron de ocho a cuatro horas o de seis días a tres por semana. La gente acepta porque no tiene alternativa”, lamentó.
En paralelo, describió un panorama complejo para los empresarios, con alquileres dolarizados, altos costos energéticos y dificultades para cubrir salarios. “Hemos visto casos en que pagan en cuotas con la recaudación diaria. Es una situación de supervivencia para todos”, dijo.
Según los registros gremiales, la costa del Uruguay llegó a tener unos 5.000 empleados en temporada alta, mientras que hoy ronda los 3.000. En la costa del Paraná, de 3.000 trabajadores en el pico de 2023, quedan alrededor de 1.000. Los números coinciden con el Monitor del Empleo Provincial, que reportó una baja del 5% en hotelería y restaurantes entre diciembre de 2023 y diciembre de 2024.
La competencia con destinos consolidados como Mar del Plata, Bariloche o Cataratas agrava el escenario. “La oferta es mucha y la demanda poca. Nos encontramos empresarios y trabajadores en la misma situación: resistir”, afirmó Roh.
El dirigente evitó responsabilizar al sector privado y apuntó a la política macroeconómica nacional, que redujo el consumo para sostener la baja inflacionaria. “El salario no alcanza para recomponerse y volver a gastar”, advirtió.
La preocupación sindical crece ante la posibilidad de que la crisis se profundice en la próxima temporada de verano, en un contexto donde el turismo regional ya no logra amortiguar la caída del consumo interno.