Sociedad

Cómo impacta la mensualidad en el entrenamiento financiero de tus hijos

Enseñémosles a nuestros hijos a manejar su mensualidad. Les vamos a enseñar mucho más que administrar plata. Va a ser el primer paso hacia su autonomía, hacia la responsabilidad y la libertad financiera.

Domingo, 9 de Noviembre de 2025, 6:02

Redacción EL ARGENTINO

Por Milagros Martínez Garbino (economista) y Fernando Silveyra (contador)

 

Llega un momento en la adolescencia en que el dinero deja de ser algo que “viene de los padres” y empieza a ser una oportunidad de aprendizaje. La mensualidad que reciben los chicos no es solo un monto para gastar: es su primer entrenamiento financiero.

A través de ella, aprenden a planificar, tomar decisiones, asumir consecuencias y construir independencia.

 

Cada peso que administran —por pequeño que sea— les enseña a mirar el dinero no como un problema, sino como una herramienta. Y esa diferencia puede marcar profundamente su manera de vivir la adultez.

 

La mensualidad como simulacro de la vida real

La mensualidad es el primer ingreso regular que reciben los adolescentes. Y, como todo ingreso, implica responsabilidad.

Si hoy un chico aprende a organizar $50.000, mañana podrá manejar $500.000. No se trata del monto, sino del hábito: si no alcanza hoy, tampoco va a alcanzar mañana, aunque gane más.

 

Por eso, más que hablar de cuánto darles, conviene pensar para qué. La mensualidad no solo cubre gastos; también puede enseñar a planificar, a priorizar y a diferenciar entre necesidades y deseos.

 

Ingresos habituales y extras: no toda la plata es igual

Una conversación clave en casa es enseñarles a diferenciar entre ingresos habituales y ingresos extras.

La mensualidad es previsible: la plata que reciben todos los meses. Pero también existen los ingresos ocasionales, como los regalos de cumpleaños o el dinero de los abuelos.

 

Ayudarlos a distinguirlos es enseñarles a pensar con propósito: la mensualidad se usa para lo cotidiano; los extras pueden destinarse a algo más grande —un objetivo personal, un gusto especial o incluso su primer ahorro para invertir.

 

Organizar la plata: el hábito que forma criterio

Hoy hay herramientas que facilitan mucho este aprendizaje. Las billeteras virtuales (Mercado Pago, Naranja X, Ualá o MODO) permiten dividir el dinero en reservas o “frascos virtuales”, donde se puede separar lo que es para gastos, lo que es para gustos y lo que es para crecer.

Además, generan un pequeño rendimiento diario. Por ejemplo, dejar $10.000 durante un mes puede devolver unos $400 o $500 de interés.

No cambia la economía personal, pero sí enseña algo esencial: la plata quieta pierde valor, y la plata que se mueve, crece.

 

Cuando los chicos entienden esto, dejan de ver el dinero como algo que se escapa, y empiezan a verlo como algo que puede trabajar para ellos.

 

Ahorrar no es lo mismo que invertir

Otro concepto fundamental es enseñarles que ahorrar e invertir no son lo mismo.

Ahorrar es guardar, proteger; invertir es hacer que la plata crezca.

Si solo ahorran, la inflación irá reduciendo su valor. Si invierten, esa plata empieza a trabajar.

En nuestro país, desde los 13 años, cualquier adolescente puede abrir —con autorización de sus padres— una cuenta en una sociedad de bolsa y comenzar a invertir en instrumentos regulados, como fondos comunes de inversion o acciones, o cedears, entre otros instrumentos.

Es importante dejar en claro que invertir es la bolsa no es apostar: la inversión tiene información, control y horizonte; la apuesta tiene azar, riesgo ciego y adictivo.

 

El poder del tiempo: la magia del interés compuesto

Si un joven empieza a invertir 100 dólares por mes a los 20 años, a una tasa promedio del 8% anual, a los 40 no tendrá los 24.000 dólares que aportó, sino una suma cerca de 60.000.

Y si mantiene el hábito hasta los 50, el monto se transforma en casi 150.000 dólares.

Eso es el interés compuesto: los intereses se capitalizan y el tiempo multiplica los resultados.

Cuanto antes empiecen a entender este principio, más fácil será su camino financiero.

 

Educar en dinero es educar en libertad

Hoy la educación financiera se enseña en casa, todos los meses, cada vez que se entrega la mensualidad.

No se trata de dar más o menos dinero, sino de dar sentido: acompañarlos a decidir, a pensar en objetivos y a hacerse responsables.

Enseñarles a manejar su plata es parte de enseñarles a manejar su vida.

Porque el dinero, bien entendido, no es un fin, sino una herramienta para tener más opciones, más libertad y menos estrés en la vida adulta.

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