La agrupación Unidad Docente encendió las alarmas ante el inminente cierre del Profesorado de Educación Secundaria en Lengua y Literatura del Instituto Superior de Formación Docente de Chajarí, dependiente del Consejo General de Educación. Según la organización, la decisión forma parte de un ajuste que se profundizó en los últimos dos años y que compromete la continuidad de numerosas carreras terciarias en Entre Ríos.

El colectivo denunció que el sistema de formación superior arrastra precariedad estructural desde hace tiempo, pero que el recorte previsto para 2026 agravará un escenario ya crítico. Advirtió que el cierre de cohortes, la falta de respuestas sobre los desdoblamientos y los procesos concursales frágiles ponen en riesgo tanto la estabilidad docente como la posibilidad de que los estudiantes completen sus trayectos formativos.

Unidad Docente señaló que muchos profesorados funcionan “a término”: carreras que abren una cohorte y cuya continuidad no está garantizada para nuevos ingresos. Esto implica que quienes no logran finalizar en los plazos establecidos quedan sin la posibilidad de rendir o cursar materias y, en algunos casos, pierden años completos de formación. A eso se suma que numerosos institutos operan en edificios escolares con partidas de infraestructura insuficientes y calendarios alterados por la falta de desdoblamientos, lo que retrasa el inicio de clases y obliga a esperar la caída de matrícula para crear grupos.

En este contexto, la agrupación cuestionó la falta de una respuesta organizada por parte de la conducción de Agmer, a la que responsabilizó por no garantizar la estabilidad de las carreras ni coordinar acciones frente al ajuste.

Diego Zavala, dirigente de la Lista Multicolor que compitió por la seccional Paraná de Agmer, analizó que la situación del Profesorado de Chajarí “responde a una política de años, profundizada recientemente”. Explicó que la discontinuidad de Lengua y Literatura se debe a que “no hay la matrícula suficiente”, un factor que incide directamente en la estabilidad laboral porque muchas cátedras se concursan año a año y no otorgan titularidad. Esto deja a docentes expuestos a reconversiones o pérdidas de trabajo y a estudiantes sin continuidad académica.

Zavala subrayó que para quienes viven en localidades alejadas, la falta de continuidad puede significar el abandono forzado de la carrera: “La cursada está atada a la situación económica. Si la carrera no continúa, pierden uno o dos años y muchas veces no pueden viajar a otra ciudad”.

Las organizaciones docentes convocaron a preparar un plan de acción provincial para defender la continuidad de los profesorados y garantizar que las cohortes en curso puedan finalizar sus estudios sin interrupciones.