Redacción EL ARGENTINO
Tras darse a conocer el aumento de casos de Hantavirus ha puesto en alerta a la provincia, la cual ocupa el segundo lugar en incidencia a nivel nacional, según confirmó el médico infectólogo Francisco Astudilla.
En diálogo con el programa de radio Cuando El Río Suena, de Costa Paraná, el especialista explicó que esta situación se debe, por un lado, a que la región es hábitat natural del roedor portador del virus y, por otro, a la capacidad del sistema de salud local para sospechar y diagnosticar la enfermedad.
Astudilla precisó que, a diferencia de otros brotes virales, el Hantavirus ha convivido históricamente en la zona, señalando que incluso uno de los virus regionales recibe el nombre de “virus Lechiguana” por su presencia en el Delta del Paraná.
El síndrome cardiopulmonar por Hantavirus
El infectólogo detalló la naturaleza de la enfermedad, diferenciándola de la variante que existe en el “Viejo Mundo”: “La enfermedad por Hantavirus es un cuadro viral agudo y siempre es potencialmente grave”.
Astudilla enfatizó que la cepa presente en América, particularmente en Argentina, es la que provoca el Síndrome Cardiopulmonar por Hantavirus (SCPH), que es mucho más severo: “Es una enfermedad que si bien es menos frecuente, es mucho más grave y es potencialmente mortal. Entonces, por eso siempre nosotros cuando sospechamos Hantavirus, se nos elevan un montón de alarma”.
Los síntomas iniciales son inespecíficos, como fiebre, dolor de cabeza, dolor articular y muscular, similares a los del dengue o la leptospirosis. Por ello, el diagnóstico se basa fuertemente en los antecedentes epidemiológicos del paciente.
Factores de riesgo y prevención
El especialista subrayó que las modificaciones ambientales y los hábitos humanos son claves en la exposición al roedor. “La sequía, las lluvias y la crecida del río tienen injerencia en el aumento de casos, es lo que más nos termina modificando”, afirmó Astudilla y explicó que las crecidas obligan al roedor a moverse a zonas más altas y, sumado a la pérdida del límite entre campo y ciudad, el animal se acerca al hábitat humano.
Es crucial entender que el virus no es transmitido por la rata común, sino por un roedor silvestre conocido como colilargo. La vía de contagio principal no es la mordedura, sino la inhalación del virus presente en las secreciones (orina) del animal.
Astudilla hizo un llamado especial a los turistas y a quienes visitan zonas rurales o de camping, quienes suelen estar menos preparados:
Limpieza de espacios cerrados: Si se ocupa un lugar que estuvo cerrado mucho tiempo (cabaña, galpón), debe limpiarse con lavandina, utilizando protección mínima como guantes, mascarilla y gafas.
Acampar: Evitar dormir directamente sobre la tierra y no dejar restos de comida o desperdicios que puedan atraer al roedor. “Lo más importante es estar protegido y no generar ambiente propicio para que el animal se acerque”, concluyó el infectólogo. (Fuente: APFDigital)